Instituto de Estudios de las Finanzas Públicas Americanas

  • ¿Pueden los derivados financieros promover la actividad económica?

El Cronista, viernes 25 de noviembre

 

 

Los derivados financieros no son algo nuevo, sin embargo, el mercado de estos activos ha crecido de forma exponencial desde el comienzo del nuevo milenio. A pesar de la crisis sub prime, cuya ocurrencia se atribuye en alguna medida al uso inapropiado y no regulado de estos activos, su papel dentro de las finanzas continúa siendo central. La historia, extensión e importancia de dicho mercado en las economías centrales son señal de que el desarrollo de los derivados a nivel local debe figurar dentro de la agenda de política pública. Sin embargo, los países emergentes aún no han aprovechado todo su potencial o no han siquiera desarrollado suficientemente los mercados.

Ejemplos de estos activos son los futuros de dólar, o los swaps de tasas de interés o monedas. Ahora bien, ¿cómo y cuándo impacta favorablemente el desarrollo del mercado de derivados financieros en la actividad y el crecimiento? Es posible identificar cuatro canales principales que relacionan a los derivados con el crecimiento económico de un país. Dichos canales son 1) la inversión, 2) el progreso tecnológico, 3) el comercio internacional y 4) la rentabilidad de las firmas.

Primero, el canal de la inversión es el nexo principal entre derivados y crecimiento. Dado su rol central de cobertura y diversificación del riesgo, los derivados permiten a los bancos liberar capital hacia líneas de crédito productivo. Es claro también que los derivados ayudan a reducir la volatilidad en los estados contables de las firmas, contribuyendo así a mejorar sus valuaciones. Esto tiene un impacto directo en el costo y oportunidad de financiación mediante el mercado de capitales.

Segundo, el canal de progreso tecnológico afecta de modo ambiguo al crecimiento económico. Por un lado, la disminución del riesgo que permiten los derivados puede ayudar a la financiación de proyectos y firmas con poco historial crediticio y/o actividad reciente (‘startups’). Pero por otro lado, los derivados pueden contribuir de forma negativa a la innovación, absorbiendo mano de obra especializada en detrimento de otros sectores. Físicos y profesionales de la estadística son un claro ejemplo de personal capacitado que migra de la investigación hacia la industria financiera.

Tercero, por medio del comercio internacional, el uso correcto y eficiente de los derivados puede promover la actividad económica. La cobertura ante variaciones del tipo de cambio es una herramienta fundamental para cualquier firma exportadora o importadora ya que les permite desprenderse de riesgos ajenos a su actividad productiva.

Finalmente, a través del canal de la rentabilidad se observa el rol de los derivados tanto en la reestructuración de pasivos como así también en la reducción de costos. Las firmas pueden armar, mediante el uso de derivados, posiciones artificiales equivalentes a financiarse en cualquier mercado, sin importar la moneda o la tasa de referencia. Por el lado de los costos, el uso de derivados reduce la cantidad de operaciones (y por ende las comisiones y gastos) para generar posiciones de cobertura.

Los gráficos anexados ilustran el canal de la inversión, relacionando al crédito bancario y la capitalización bursátil con el desarrollo de los mercados de derivados. Si separamos los países entre mercados emergentes y desarrollados, se percibe una clara diferencia entre ambos grupos. Los derivados tienen un impacto exponencial en el nivel de crédito bancario y financiación bursátil de los mercados emergentes. Por otro lado, en los mercados de países centrales se observa un efecto decreciente, probablemente una señal de agotamiento de su efecto en la inversión, a medida que los derivados incrementan su participación en el PBI. Observando la marcada diferencia entre países emergentes y desarrollados, parecería haber un beneficio no gozado aún por los primeros dado el estadio incipiente de su desarrollo en general.

Teniendo en cuenta la experiencia y lecciones que nos ofrecen los países desarrollados, quizás resulte relevante comprender como los derivados se insertan en la matriz financiera de un país, y de qué forma las regulaciones necesitan acompañar y contener a dichos mercados a medida que se desarrollan. ¿Están acaso los países emergentes listos para soportar un crecimiento exponencial del mercado de derivados como el que afrontaron los mercados desarrollados? ¿De qué forma puede el estado dinamizar al sector, sin perder de vista los riesgos latentes de un mercado financiero desregulado?

 

http://www.cronista.com/columnistas/Pueden-los-derivados-financieros-promover-la-actividad-economica-20161125-0057.html

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