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  • El efecto del impuesto a refrescos y bebidas azucaradas

El efecto del impuesto a refrescos y bebidas azucaradas


A dos años del impuesto a bebidas azucaradas en México, estudios encuentran que sí se logró reducir su consumo y hacerlas más costosas

 

Por Mauricio López Méndez*, Blog Invitado, Animalpolitico.com 

 

Entre 2012 y 2013 nos enteramos que México se convirtió en uno de los países con mayores niveles de obesidad y sobrepeso, con una prevalencia combinada de 70 % entre adultos y 30 % entre niños en edad escolar (5-11 años). Dos años después se instauró el primer impuesto a bebidas azucaradas en México. Esta fue una de las múltiples acciones que se tomaron para contrarrestar el aumento de la obesidad, así como su impacto negativo en la salud de la población y en las finanzas públicas de nuestras instituciones de salud. La lógica detrás del impuesto no era obvia; en ese momento, eran pocos los casos de éxito documentados con medidas similares. La iniciativa puso a debatir a muchos involucrados en el proceso. De lo que sí se tenía evidencia robusta era que existe una sólida asociación entre el consumo diario de azúcares refinadas y un incremento en el peso de las personas. En México, esta asociación se observa importantemente mediante la ingesta de refrescos y otros tipos de bebidas con alto contenido de azúcares libres.

El impuesto consistió en gravar un peso mexicano (cinco centavos de dólar) por cada litro vendido de una larga lista de refrescos y bebidas con alto contenido de azúcar. El Congreso aprobó el impuesto con dos objetivos principales: 1) elevar el precio de dichas bebidas y, consecuentemente, 2) desincentivar su consumo entre la población. Un estudio, elaborado por Jeffrey Grogger de la Universidad de Chicago, mostró evidencia muy convincente de que el primer objetivo se había logrado: el precio de refrescos al consumidor aumentó 12 % después del impuesto, sin que se observara un efecto de sustitución significativo hacia otras bebidas no gravadas con alto contenido calórico. Este y otros estudios sirvieron como contrapeso a la abundancia de información acientífica que las refresqueras y otros aliados de la industria trataron de imponer en la opinión pública.

A poco más de dos años, una colaboración entre el Instituto Nacional de Salud Pública y la Universidad de Carolina del Norte produjo un nuevo estudio sobre el segundo objetivo del impuesto: reducir el consumo. Las cifras son muy prometedoras, pues muestran que, en 2014 el consumo disminuyó en promedio 5.5 % y en 2015 bajó incluso a 9.7 %. Esta investigación se basó en una encuesta a 6,645 hogares de 53 ciudades mexicanas. Se realizó una cuidadosa sistematización de los productos consumidos en los hogares para estimar el cambio en la ingesta de bebidas azucaradas. No es un estudio experimental, y sería muy difícil que lo fuera con un impuesto aplicado a nivel federal. Sin embargo, mediante un uso cuidadoso de los datos disponibles, los investigadores logran aproximar el contrafactual, es decir, cuántas bebidas azucaradas se habrían consumido durante este tiempo si el impuesto no hubiera existido. Los autores utilizan dos modelos (uno para 2014 y otro para 2015) de regresión con efectos fijos, ajustan sus cifras a la inflación y estacionalidad, y controlan factores sociodemográficos que varían en el tiempo como tamaño del hogar y nivel socioeconómico.

Estos hallazgos son similares a las reducciones en ventas reportadas por la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera para ambos años posteriores al impuesto. También son consistentes con los hallazgos de Grogger sobre el incremento en el precio de las bebidas. Se trata de una gran contribución a la evidencia disponible sobre este tipo de política pública; no solo para las autoridades e instituciones mexicanas, sino para múltiples tomadores de decisión alrededor del mundo que observaban impacientes los resultados de esta medida. Su éxito alienta a replicarla, adaptarla o buscar otras alternativas para contener el sobrepeso en distintos países.

¿Qué sigue? Muchas cosas. Por una parte, uno de los principales eslabones de investigación que falta entender es cómo esta reducción en el consumo podrá traducirse en mejoras a la salud pública y, eventualmente, en la reducción de la mortalidad por enfermedades asociadas al sobrepeso. Por otra parte, al discutir cualquier impuesto, también es relevante analizar en dónde termina el dinero recaudado y de qué manera se están reinvirtiendo esos recursos para potenciar su efecto en los hábitos y la salud de la población. Esto quizá presente una realidad mucho menos agradable en el caso de México. La poca transparencia y falta de rendición de cuentas en el gasto público podrían comprometer el objetivo de reducir la obesidad y el sobrepeso en el país. Aunque el impuesto logre reducir el consumo de azúcar y el peso de las personas, tal como se está observando, cualquier experto estará de acuerdo con que ese efecto no será suficiente para revertir las tendencias observadas y que, si en verdad queremos frenar esta epidemia, los esfuerzos no deberán limitarse a los impuestos.

 

* Mauricio López Méndez escribe para Chicago Policy Review y es candidato a maestro en políticas públicas por la Universidad de Chicago. Sus intereses se encuentran en el sector salud, evaluación de impacto y análisis de datos. Es licenciado en relaciones internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Se desempeñó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y en Fundación IDEA, uno de los primeros think tanks mexicanos sobre políticas públicas. Mauricio busca impulsar la transición de México hacia un ejercicio de la política pública transparente y basado en evidencia.

 Chicago Policy Review es un punto de acceso a los debates de política pública más apremiantes en el mundo de hoy. Buscamos disminuir la brecha entre la investigación académica y las soluciones prácticas que requieren los tomadores de decisiones públicas. Completamente producida por estudiantes de posgrado de la Universidad de Chicago, esta revista digital toma estudios empíricos complejos sobre políticas públicas y los sintetiza en artículos concisos, rigurosos y accesibles a todos, además de llevar a cabo entrevistas con profesionales en el campo para conocer sus puntos de vista.

 

Referencias:

Cochero, M. Arantxa, Juan Rivera-Dommarco, Barry M. Popkin y Shu Wen Ng.

“In Mexico, Evidence of Sustained Consumer Response Two Years After

Implementing A Sugar-Sweetened Beverage Tax”. Health Affairs, 2017. Consultado el 10 de marzo de 2017. Doi: 10.1377/hlthaff.2016.1231.

 
 

 

 

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