Instituto de Estudios de las Finanzas Públicas Americanas

  • La economía global: nueva revolución industrial

 La economía global está lanzada a una nueva revolución industrial

 

Bajo el gobierno de Donald Trump, los Estados Unidos mantiene un ritmo de crecimiento notable, casi sin inflación y con la desocupación más baja en 50 años. La Cuarta Revolución Industrial tiene cuna de nacimiento.
 
   

JORGE CASTRO, Clarín,  26/05/2019 - 


La OCDE advirtió la semana pasada, por tercera vez en el último año, que es urgente aumentar los estímulos monetarios y fiscales de la economía mundial, como única forma de evitar que la creciente desaceleración se transforme en estancamiento prolongado de largo plazo.

Por eso volvió a recortar el pronóstico de crecimiento de la economía global en los próximos 2 años; y predijo ahora que el PBI del sistema internacional se expandiría sólo 3.2% en 2019 y 3.4% en 2020 (-0.2% que el auge experimentado en 2017 y 2018), un nivel de expansión inferior incluso al promedio de las últimas tres décadas.

La OCDE reconoce el alza de excepción experimentada por las dos mayores economías del mundo – EE.UU y China – en el 1er trimestre del año (+3.2% y +6.4% anual, respectivamente), con un producto combinado de U$S36.5 billones, la mitad del PBI global (U$S67 billones); pero indica que se trata sólo de “…una mejora aparente empujada por la resistencia del sector servicios”, y esto no garantiza una expansión sostenida en el mediano/largo plazo.

El FMI efectuó una apreciación semejante hace menos de un mes. Previó una disminución de 0.4 puntos porcentuales en su previsión para 2019, llevándola a 3.3% anual, tras una primera aproximación de 3.8% en octubre del año pasado. Asimismo, rebajó en 0.1 puntos porcentuales su proyección de 2020, y la dejó en 3.6% por año.

Lo notable es que el FMI pronosticó (08-04-2019) que el alza del PBI en EE.UU. “…continuaría frenándose en 2019 y 2020”; y ascendería a +1.7% anual en noviembre del próximo año, que es cuando tiene lugar la elección presidencial.

Esta apreciación se produjo junto con la publicación de los datos del primer trimestre en EE.UU., que mostraron una expansión de +3.2% anual (+0.8% tr/tr), la mayor desde 2009, e integrante de un ciclo de 5 trimestres consecutivos de un alza de +3% anual, o más, a contar de los últimos tres meses de 2018.

El auge excepcional de los tres primeros meses del año ofreció tres características distintivas: un aumento de la productividad de 3.6% anual, por encima del promedio de los últimos 100 años (+2.5% anual); en segundo lugar fue consecuencia de un aumento fenomenal de la inversión (U$S11 billones en 2017/2018); por último, en más de 60% esa inversión se realizó en “capital intangible” (propiedad intelectual, reorganización empresaria, ”capital humano”). Todo esto ha ocurrido cuando la tasa de desocupación es la más baja desde 1969 (3.6%); y la inflación prácticamente ha desaparecido (1.6% anual).

La nueva revolución industrial fusiona la manufactura y los servicios a través de la digitalización forzada de todos los procesos y procedimientos del sistema económico. Es un gigantesco ejercicio de “destrucción creadora”, en que el capital se torna “intangible” y el trabajo desaparece para convertirse en “Inteligencia Colectiva”.

Este fenómeno deslumbrante es lo que el FMI denomina “…mejora aparente empujada por la resistencia del sector servicios”. Parece insuficiente para caracterizar lo sucedido en EE.UU. en el primer trimestre del año.

OCDE agrega que la intensificación del conflicto EE.UU./China puede disminuir -0.7% la expansión global entre 2019 y 2022. Pero el “…gran riesgo global” proviene de “…una fuerte desaceleración de la República Popular”, provocada por “…el rápido endeudamiento de las corporaciones no financieras”, que alcanza a U$S13 billones, el doble del nivel de 2008.

La economía china, la segunda del mundo después de EE.UU. (U$S 14.6 billones), es responsable de más de 35% de la expansión global en 2019, el mismo promedio de los últimos 5 años. Y su crecimiento del primer trimestre (6.4% anual) representa 14 trimestres consecutivos con un alza de +6.2%/+6.4% por año.

También el sector servicios implicó en la República Popular 57.3% del auge del PBI en el primer trimestre de 2019, acompañado por un aumento del consumo doméstico que contribuyó 65.1% a la elevación del producto en ese periodo (8.8% anual).

Lo decisivo fue que éste aumento verdaderamente notable ocurrió cuando la economía digital en la que transcurre el núcleo de la nueva revolución industrial, que es la cuarta en la historia del capitalismo, abarca ya 38% del PBI (U$S6.9 billones), y sería 40% en 2020 (8.9% por año), y todo esto se debe a que se sustenta en la población más digitalizada del mundo con 810 millones de usuarios de Internet.

Esto sucede cuando China experimenta un boom de consumo de magnitud global, que ascendió a U$S 6.6 billones en el primer trimestre del año, y cuyo fundamento es la nueva clase media de 440 millones de personas con niveles de ingresos comparables a los norteamericanos (U$S35.000/U$S 45.000 anuales).

La nueva revolución industrial, cuya punta de lanza transcurre en la economía digital, está “destruyendo” en forma “creadora” el resto de la economía industrial y de servicios de la segunda mayor economía del mundo, a través de un formidable proceso de reestructuración, adecuación, y liquidación de las estructuras atrasadas.

Lo esencial del examen de la economía global no es el análisis de los riesgos, sino la comprobación de la forma en que lo posible (histórico-estructural) se torna real, que después de todo “…es la única realidad”.

 

 

 

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